Muchas veces nos hacemos esta pregunta: ¿utilizar bolas usadas o bolas nuevas? Lógicamente es una cuestión de economía. Si nuestra economía es tan holgada como para no notar la diferencia podríamos usar la bola que nos pareciera bien, pero si nos molesta pagar el doble por un artículo, las bolas de lago son una muy buena opción.

Bolas usadasPersonalmente hace mucho tiempo que decidí jugar con bolas usadas y me resisto a cambiar. ¿Por qué? Pues porque salvo que tu nivel de juego sea tan elevado que seas capaz de diferenciar el vuelo y el comportamiento de una bola respecto a otra, no tiene mucho sentido utilizarlas nuevas. Eso sí, busco bolas usadas en buen estado y elijo las marcas y modelos que me gustan.

Si le preguntas a cualquier jugador, estaría encantado de estrenar bolas de golf en cada hoyo que juegue pero la realidad es que no es una artículo barato como realizar ese derroche. Por otra parte, es todo un reto llegar a completar los 18 hoyos del campo con la misma bola de golf con la que iniciamos el recorrido. ¿o no?

¿Cuánto más económicas son las bolas usadas?

Todo el mundo entiende que una bola usada siempre será más barata que una bola que acabamos de comprar en la tienda. Eso nadie lo duda. Si valoramos el coste de una bola nueva de buena calidad en aproximadamente 3 euros y lo comparamos con el precio de una bola usada que ronda el coste de 0,50 euros por bola, podríamos valorar el ahorro en aproximadamente 2-3 euros por bola. Si por el contrario decidimos comprar bolas nuevas pero de menor calidad el coste puede rondar 1 euro o 1,5 euros. Si somos jugadores noveles y usamos bolas usadas, el coste de una bola de nivel medio puede rondar los 50 céntimos.

Ahora imaginemos una jornada de golf de un jugador de hándicap alto que, como norma general puede perder entre 5 y 10 bolas al día. Para este jugador, la diferencia entre usar una bola nueva y una bola de lago puede diferir en 2 euros por bola, así que jugar con bolas de lago puede suponer un ahorro medio de entre 10 y 20 euros por jornada. Cantidad nada desdeñable.

Ahora nos toca a nosotros valorar si preferimos jugar con bolas nuevas o bolas de lago. Nadie puede valorar ésto mejor que nosotros mismos.

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